Era un crepúsculo de cartón, sostenido aparatosamente por un andamio, donde observé naufragar las líneas en los mares de canela.
Eran bandadas de líneas, secas y desnudas. Pensé en ese momento que eran los trazos que le faltan a ciertas cosas, y comprendí la perplejidad que se siente al ver la figura de un perro que salvo, un rostro que casi, una escena que aunque.
El momento estaba impregnado de un cierto ambiente de ceremonia secreta. Era un encuentro furtivo, una celebración, diría. Miríadas de líneas. organizadas en montones, habían acudido.
Sus movimientos describían trayectos de repetición rítmica, dejando la insistencia de una figura.
Tal vez se trataba de un diálogo, algún tipo de intercambio que precedía a su claudicación.
Todas eran prófugos segmentos, perdidos para siempre, casi visiones fugaces.
Con extraña celeridad, luego, comenzaron a perderse entre la marejada que animaba la superficie marítima, confundiéndose paulatinamente con el mar, hasta su total desaparición.
(Circa año 2000)
Imagen: Vassily Kandinsky
Sín título (Dibujo para "Diagrama 17"),1925.
Para dar una vuelta por el otro lado de las palabras, y no quedar atrapado... Un blog de poesía y otras letras.
lunes, 14 de noviembre de 2016
lunes, 3 de octubre de 2016
Polietileno
Ahí van las bandadas en continuos latidos. Se despliegan como una red y lo envuelven todo: grandes edificios, árboles, antenas. Los pájaros salpican la ciudad, rompen los gigantes bloques, marean su estrépito. Se posan solitarios -casi imperceptibles- en veredas, alféizares, desoladas terrazas, fugaces cables. Enjaulan la ciudad en invisibles haces de polietileno, envolviéndola. Y en miríadas de encuentros, recomponen la figura desdibujada y arrastran el animal urbano hacia otras latitudes.
Imagen: Paul Klee, "Twittering machine", año 1922.
sábado, 17 de septiembre de 2016
Sindicato de poesía
no vivo no siento no respiro poesía
no estoy en ningún sindicato
que discuta en paritarias libres
el justo salario del poeta
sus honorarios libres
no he clavado banderas en luna poética
no he descubierto continente lírico alguno
ella me visita sin preguntar,
entra a mi casa se sienta a mi mesa
como un huésped inesperado
de quien sólo ocasionalmente
logro estar a la altura
mientras tanto vivo siento respiro
discuto en paritarias libres
a través de sindicatos
un salario mundano
fijo mis honorarios en los vaivenes
de la oferta y la demanda
transacciono bienes a cambio
de mi fuerza de trabajo
no estoy en ningún sindicato
que discuta en paritarias libres
el justo salario del poeta
sus honorarios libres
no he clavado banderas en luna poética
no he descubierto continente lírico alguno
ella me visita sin preguntar,
entra a mi casa se sienta a mi mesa
como un huésped inesperado
de quien sólo ocasionalmente
logro estar a la altura
mientras tanto vivo siento respiro
discuto en paritarias libres
a través de sindicatos
un salario mundano
fijo mis honorarios en los vaivenes
de la oferta y la demanda
transacciono bienes a cambio
de mi fuerza de trabajo
domingo, 11 de septiembre de 2016
Cuando callo
Cuando callo trago árboles, rocas,
cúmulus nimbus, pequeños estuarios,
ciempiés que cosquillean mi garganta.
Cuando callo trago
las veces que sangré por amor,
un puente de arroyo
de infancia,
la insoportable burocracia
de la muerte.
Cuando callo trago
los destinos en el mundo
que no quiero transitar,
las artes ocultas del miedo
y la desazón,
el pequeño apocalipsis
del llanto.
Cuando callo y descanso
en la planicie cómplice
del silencio.
cúmulus nimbus, pequeños estuarios,
ciempiés que cosquillean mi garganta.
Cuando callo trago
las veces que sangré por amor,
un puente de arroyo
de infancia,
la insoportable burocracia
de la muerte.
Cuando callo trago
los destinos en el mundo
que no quiero transitar,
las artes ocultas del miedo
y la desazón,
el pequeño apocalipsis
del llanto.
Cuando callo y descanso
en la planicie cómplice
del silencio.
jueves, 11 de agosto de 2016
Epifanía
Ávidos por salir de la monotonía -la infancia lo exige-, con mi primo y un amigo subimos a nuestras bicicletas y fuimos inmediatamente a la cava municipal. Un gran pozo de algunas hectáreas de superficie y zonas de diez metros de profundidad, ubicado en las afueras del pueblo. De ella se extraía tierra para distintos requerimientos.
El comentario que nos había llegado decía que una excavadora se había topado con los huesos de un gliptodonte por accidente, extrayendo tierra para el terraplén de un camino.
Tuvimos que recorrer la honda superficie irregular un buen rato hasta que dimos con algunos de sus restos. Seguramente el conductor de la máquina había detenido su trabajo al toparse con los huesos de semejante bestia. Pensar que su largo sobrepasaba los tres metros, bastó para imaginarnos el encuentro de dos criaturas de porte similar y miles de años de diferencia.
En una superficie de tres o cuatro metros cuadrados se esparcían placas óseas de más de cinco centímetros de espesor, con sus característicos patrones ornamentados en relieve. Parecidos a jeroglíficos naturales, estuvimos hechizados un largo rato, queriendo descifrar algún mensaje secreto en ellos. El caparazón que conformaban debió ofrecer blindaje ante distintos peligros. Hubiera jurado haberlo visto desplazarse por la pampa como un armadillo gigante.
Nos retiramos del lugar, magnetizados por la epifanía de la que habíamos sido testigos.
miércoles, 20 de julio de 2016
Mensajes
Una avioneta surcaba el cielo a baja
altura en City Bell
llevándose consigo la melancolía
ubicua de una tarde de verano más.
El bramido de una explosión sobre
la abigarrada geografía de casas
y piletas nunca llegó.
De pronto, sentí dentro mío
algo que se desordenaba lentamente.
altura en City Bell
llevándose consigo la melancolía
ubicua de una tarde de verano más.
El bramido de una explosión sobre
la abigarrada geografía de casas
y piletas nunca llegó.
De pronto, sentí dentro mío
algo que se desordenaba lentamente.
domingo, 17 de julio de 2016
Lecciones de política
Yo vivía en el “Barrio 25 de mayo” de Ayacucho, un plan de viviendas a pagar en cómodas cuotas para clase media.
A los pocos años, en los terrenos lindantes, se construyó otro barrio de viviendas: el FO.NA.VI. De casas más simples, para sectores más humildes.
En el medio, había una cancha de fútbol donde, desde chicos, nos mezclábamos todos los pibes de los barrios a jugar al fútbol, a la bolita, cazar mariposas, jugar a la bolita y demás diversiones infantiles.
Entre los dos barrios había una frontera invisible donde, por supuesto, también se ventilaban rivalidades.
Había dos hermanos del “barrio de enfrente” -como le decíamos los que vivíamos de “este lado”- que siempre buscaban pelea.
A mí se me había cruzado el hermano mayor, más o menos de mi edad (alrededor de 10 años), y cada vez que nos encontrábamos, el desafío a pelear se planteaba. Hasta que un día surgió la ocasión.
Como había calles de tierra en el barrio, un grupo de vecinos había organizado una sociedad de fomento con el fin de pavimentar las calles que, con cada lluvia, se tornaban imposibles de transitar.
Ese día habían organizado un baile a la vuelta de mi casa, en la esquina de la calle Yrigoyen y Villardaga. Las luces, los globos, la cumbia, el piberío coloreaban la noche. En ese clima de jolgorio recibo un empujón desde atrás. Cuando me doy vuelta me sorprendo al ver que me invitaba a pelear el hermano menor de mi contendiente.
Los manotazos empezaron a volar cuando un golpe me impacta en la sien y en un instante que pareció eterno la vista se me nubló y todo se volvió negro.
El golpe no pasó de ser un fugaz parpadeo de la conciencia, pero cuando me recobré de ese impactó, no volví a ser el mismo, aunque tardé en comprenderlo.
Esa fue mi primera lección de igualdad. Y no tuvo nada que ver con la ley del más fuerte. Ni la primacía de la violencia. Claro está.
Ese pibe al poco tiempo empezó a recibir otros golpes. No llegó a pasar la adolescencia y tuvo el primero de varios hijos en un encuentro rápido con las responsabilidades de la adultez. Se convirtió en albañil o changarín y en eso debe andar, con suerte.
Hubo otros pibes de ese barrio –muchos- que terminaron presos, muertos en circunstancias poco claras, en conflictos con la ley. Otros emigraron hacia Mar del Plata a trabajar en un horizonte supuestamente más promisorio; en la mayor parte de los casos, engordando el lumpenproletariado urbano.
A los pocos años, en los terrenos lindantes, se construyó otro barrio de viviendas: el FO.NA.VI. De casas más simples, para sectores más humildes.
En el medio, había una cancha de fútbol donde, desde chicos, nos mezclábamos todos los pibes de los barrios a jugar al fútbol, a la bolita, cazar mariposas, jugar a la bolita y demás diversiones infantiles.
Entre los dos barrios había una frontera invisible donde, por supuesto, también se ventilaban rivalidades.
Había dos hermanos del “barrio de enfrente” -como le decíamos los que vivíamos de “este lado”- que siempre buscaban pelea.
A mí se me había cruzado el hermano mayor, más o menos de mi edad (alrededor de 10 años), y cada vez que nos encontrábamos, el desafío a pelear se planteaba. Hasta que un día surgió la ocasión.
Como había calles de tierra en el barrio, un grupo de vecinos había organizado una sociedad de fomento con el fin de pavimentar las calles que, con cada lluvia, se tornaban imposibles de transitar.
Ese día habían organizado un baile a la vuelta de mi casa, en la esquina de la calle Yrigoyen y Villardaga. Las luces, los globos, la cumbia, el piberío coloreaban la noche. En ese clima de jolgorio recibo un empujón desde atrás. Cuando me doy vuelta me sorprendo al ver que me invitaba a pelear el hermano menor de mi contendiente.
Los manotazos empezaron a volar cuando un golpe me impacta en la sien y en un instante que pareció eterno la vista se me nubló y todo se volvió negro.
El golpe no pasó de ser un fugaz parpadeo de la conciencia, pero cuando me recobré de ese impactó, no volví a ser el mismo, aunque tardé en comprenderlo.
Esa fue mi primera lección de igualdad. Y no tuvo nada que ver con la ley del más fuerte. Ni la primacía de la violencia. Claro está.
Ese pibe al poco tiempo empezó a recibir otros golpes. No llegó a pasar la adolescencia y tuvo el primero de varios hijos en un encuentro rápido con las responsabilidades de la adultez. Se convirtió en albañil o changarín y en eso debe andar, con suerte.
Hubo otros pibes de ese barrio –muchos- que terminaron presos, muertos en circunstancias poco claras, en conflictos con la ley. Otros emigraron hacia Mar del Plata a trabajar en un horizonte supuestamente más promisorio; en la mayor parte de los casos, engordando el lumpenproletariado urbano.
viernes, 8 de julio de 2016
Despedida
dolor
que atesoramos,
cifra de los días
que vienen
dolor
que nos pertenece,
junto a sales y enseres
dolor
que no venera
el hambre ni la sed
dolor
que nos espera
en el umbral,
despedida
que atesoramos,
cifra de los días
que vienen
dolor
que nos pertenece,
junto a sales y enseres
dolor
que no venera
el hambre ni la sed
dolor
que nos espera
en el umbral,
despedida
sábado, 2 de julio de 2016
Luna naranja / Erykah Badu
Aquí va traducción aproximada de esta hermosa canción de la cantante estadounidense Erykah Badu. Pertenece a su tercer álbum de estudio "Mama´s gun" (2000).
Luna Naranja
Soy una luna naranja,
soy una luna naranja,
reflejando la luz del sol.
Muchas noches él estaba solo
muchas, muchas noches.
Su luz era tan brillante, que ellos se alejaron.
Y él permaneció sólo,
cada noche y cada dia
Después se volvió hacia mí,
vio su reflejo en mí
y me sonrió cuando se volvió hacia mí.
Después me dijo...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Soy una luna naranja,
brillo más que antes,
brillo más que nunca antes...
Soy una luna naranja y brillo tan fuerte...
porque reflejo la luz de mi sol
Alabo al día, el se giró hacia mí
y me sonrió.
Él sonríe y yo me pongo naranja, como amo ser...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Brilla tan fuerte...
Él gobierna el día, yo gobierno la noche...
Brilla, brilla, brilla
(Oh...)
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es..
Qué bueno que es el, qué Dios que es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es..
Soy una luna naranja
Brillo más que antes, brillo...
Reflejando la luz del sol
Sonriendome...
Luna Naranja
Soy una luna naranja,
soy una luna naranja,
reflejando la luz del sol.
Muchas noches él estaba solo
muchas, muchas noches.
Su luz era tan brillante, que ellos se alejaron.
Y él permaneció sólo,
cada noche y cada dia
Después se volvió hacia mí,
vio su reflejo en mí
y me sonrió cuando se volvió hacia mí.
Después me dijo...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Soy una luna naranja,
brillo más que antes,
brillo más que nunca antes...
Soy una luna naranja y brillo tan fuerte...
porque reflejo la luz de mi sol
Alabo al día, el se giró hacia mí
y me sonrió.
Él sonríe y yo me pongo naranja, como amo ser...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Brilla tan fuerte...
Él gobierna el día, yo gobierno la noche...
Brilla, brilla, brilla
(Oh...)
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es..
Qué bueno que es el, qué Dios que es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es...
Qué bueno es, qué bueno es..
Soy una luna naranja
Brillo más que antes, brillo...
Reflejando la luz del sol
Sonriendome...
lunes, 20 de junio de 2016
Tandileofú
Hay un arroyo
donde el agua corre solícita.
Él se divierte con los pastos
que lo acarician,
mientras mordisquea la barranca.
A su paso, no sabe de alambrados,
ni de fronteras que lo detengan.
En su seno bulle marrón
su corazón de arcilla.
donde el agua corre solícita.
Él se divierte con los pastos
que lo acarician,
mientras mordisquea la barranca.
A su paso, no sabe de alambrados,
ni de fronteras que lo detengan.
En su seno bulle marrón
su corazón de arcilla.
sábado, 18 de junio de 2016
Juramentos
Cómo
cruzar esa frontera
donde el viento
incontrolable
oscurece el horizonte,
remueve la marea.
Allí donde no se distingue
la proa de la popa,
el sol de la luna,
la vigilia apenas avizorada
de las crueles pesadillas.
cruzar esa frontera
donde el viento
incontrolable
oscurece el horizonte,
remueve la marea.
Allí donde no se distingue
la proa de la popa,
el sol de la luna,
la vigilia apenas avizorada
de las crueles pesadillas.
domingo, 12 de junio de 2016
jueves, 9 de junio de 2016
Pariente del pasado
Me encontré con una pariente
del pasado,
entre escombros de la memoria.
Ese ojo sonámbulo,
hacedor de destinos
y despistes.
Palabra que en la noche
no descansa,
acaricia roe remueve
la sabia de los días apilados.
Castillo que despierta
de una vigil espera.
Belleza sentada en soledad
detrás de un mueble añejo.
del pasado,
entre escombros de la memoria.
Ese ojo sonámbulo,
hacedor de destinos
y despistes.
Palabra que en la noche
no descansa,
acaricia roe remueve
la sabia de los días apilados.
Castillo que despierta
de una vigil espera.
Belleza sentada en soledad
detrás de un mueble añejo.
miércoles, 8 de junio de 2016
He perdido
Un pedazo de tierra
he perdido
cruzando alambrados
portentos de luz
suelo pisado en postales
infancia
barro del tiempo
que borra linajes
encierros
sales del ser
pueblan
nuevas miradas
pequeñas verdades
jueves, 2 de junio de 2016
A qué palabra
A qué palabra
le perdonamos el olvido
eximimos de
explicaciones
sanciones
cruza fronteras
sin documentos
aguarda en la
penumbra,
limbo
de las
clasificaciones.
Mientras a
otras
acosamos
pedimos carnet
de afiliación
árbol
genealógico
antecedentes
penales
detenemos al
costado de la ruta
en un puesto de control.
miércoles, 1 de junio de 2016
Señora Repetición
Como una reina burocrática y
holgazana
estás apoltronada en el
palacio de mi memoria.
Te pintas las uñas
en una ceremonia portentosa.
Rizas tu pelo con vanidosa
autosuficiencia
y descansas en la meseta lánguida
de mi felicidad.
sábado, 28 de mayo de 2016
Zona del sueño
En
una zona de fulgor melancólico
vive el sueño,
de pasadizos secretos
y lluvias tiernas,
de sombras danzantes
que se agitan
cuando queremos alcanzarlas.
Ahí nace el viento,
ese que no sabe
de espejos.
Donde siempre seremos
huérfanos
del tibio resplandor
de un nombre.
Delicadas criaturas
sin dios
pululan ávidas.
miércoles, 25 de mayo de 2016
País
¿quién
es el país?
¿quiénes
lo somos
fueron
seremos?
¿dónde
está de quién es?
¿de la
nube blanca
y el
cielo límpido?
¿del
viento del sol
de la
tierra empedernida
y
adueñada?
¿de los
alambrados
rutas
horizontes?
¿de los
rostros curtidos
nativos
de los
venidos
los desaparecidos?
¿del
trabajo ciempiés
que
todo lo mueve
con el
palpitar de corazones esperanzados
en
sueños?
¿o del
hastío atávico
secular
de quienes quieren
volver
atrás la máquina
a ese
punto momento
que
nunca debió
haberse
atravesado
abandonado
corrompido?
miércoles, 18 de mayo de 2016
De los hijos
Día a día una revolución.
Trastocados los pequeños, míseros
órdenes de nimiedades:
los regímenes conservadores
que gobiernan los estantes de mis
libros,
las secuencias acomodaticias de
los CDs,
el descanso programado
de los lunes,
el goce burocrático del tiempo,
el egoísmo compartido de la
pareja.
Todo se subvierte y sucumbe
al jacobino ímpetu
de los hijos.
lunes, 16 de mayo de 2016
Crueles comprobaciones
Entre las convicciones de la
noche,
prefiero la de coleccionar
el ritmo sonámbulo de los
recuerdos
los amores imposibles,
con sus migajas de espanto
y eterno resplandor
la celebración del deseo,
su rara curva
dibujada en el desfiladero
del sueño
las especias que esconden los
goces,
todas criaturas exiliadas
de la vigilia y sus crueles
comprobaciones.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)